MINTZ (VIOLÍN) Y GOLAN (PIANO) CON «MUSICALIDAD» EN EL TEATRO GAYARRE

MÚSICA Xabier Armendáriz

«Musicalidad»

Lunes, 24 de mayo de 2021. Teatro Gayarre de Pamplona. Shlomo Mintz, violín. Itamar Golan, piano. Franz Schubert: Sonatina para violín y piano en Re mayor, Op. 137 número 1, D. 384, (1816). Shlomo Mintz: Sonatina en Do mayor, (Cuatro homenajes). Ernest Bloch: Sonata para violín y piano número 1 en La menor, B 42, (1920). Pablo Sarasate: Capricho vasco para violín y piano, Op. 24, (publ. 1880). Fantasía sobre temas de la ópera Carmen de Georges Bizet para violín y piano, Op. 25, (publ. 1882). Concierto inscrito en el Ciclo de Grandes Intérpretes 2021 organizado por la Fundación Municipal Teatro Gayarre.

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El violinista israelí Shlomo Mintz fue una primera figura de la música clásica en los años ochenta y primeros noventa, cuando grababa los principales conciertos para su instrumento con batutas como Zubin Mehta y Claudio Abbado y acumulaba éxito tras éxito. Sin embargo, poco a poco se ha ido retirando de los grandes escenarios y llevábamos varios años sin tener noticias de sus actividades. Así que encontrarnos de nuevo con Shlomo Mintz en el Ciclo de Grandes Intérpretes del Teatro Gayarre era una ocasión interesante. Además, con este concierto se ha convertido en la primera estrella internacional del violín en afrontar obras de Sarasate en Pamplona después de más de una década. Y nos hemos encontrado a un intérprete cabal, que mantiene un ansia constante de hacer música aunque no luce la técnica infalible de otros tiempos.

Se iniciaba la sesión con la Sonatina para violín y piano en Re mayor de Franz Schubert, una obra juvenil y de factura perfectamente clásica. Mintz demostró en ella conocer sobradamente las reglas para interpretar a este compositor tan difícil, y supo frasearlo con naturalidad y sin que el resultado sonara carente de contenido. Sin embargo, aquí empezamos a percibir una afinación algo insegura en el registro agudo, algo que le acompañaría durante buena parte del concierto. El pianista Itamar Golan hizo una labor eficaz.

Continuó la velada con una sonatina para violín y piano compuesta por el propio Shlomo Mintz en un estilo relativamente ecléctico pero en donde subyace, en alguna medida, un reflejo de la escritura más folklorizante de Bela Bartok. Aunque la obra se subtitula Cuatro homenajes, sólo los movimientos pares centran la atención en personas concretas y, de ellos, la referencia más clara está en el cuarto, donde se parafrasea con cierto mecanicismo el famoso Moto perpetuo de Paganini. Interpretativamente, fue el momento álgido del concierto, con dos músicos plenamente comprometidos.

No es nada conocida la Sonata para violín y piano número 1 de Ernest Bloch (1880-1959), compuesta pocos años después de que este autor suizo se instalara, casi definitivamente, en los Estados Unidos. La obra es una composición apasionada en sus movimientos extremos, propicios para los grandes gestos retóricos y con una parte de piano especialmente expansiva. Itamar Golan quiso aprovechar esa oportunidad y lo hizo en parte a costa de un Shlomo Mintz que, con su finísimo sonido, captaba la intención del pianista pero no podía igualarle en volumen.

Por último, se cerraba el concierto con el Capricho vasco y la Fantasía sobre temas de Carmen de Sarasate, interpretadas con buen conocimiento, algo evidente sobre todo en una bien entendida primera sección con forma de zortziko de la primera obra. No fueron versiones brillantes, porque Shlomo Mintz no podía despachar las secciones rápidas con la facilidad insultante que se espera de un gran virtuoso, pero como bien dice Daniel Barenboim, a veces es interesante que el oyente perciba cierto espíritu de lucha del intérprete frente a la partitura. De propina, Mintz y Golan ofrecieron el Vals Op. 56 de Camille Saint-Saëns arreglado para violín y piano por Eugéne Ysaye. Fue un concierto interesante para reencontrarse con uno de los violinistas más solicitados en los años 1980 y 1990 que, a una edad madura, ha conservado una musicalidad capaz de concitar la atención del público y despertar emociones.

Autor entrada: xabier armendariz

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