EL CUARTETO BRODSKY ES «EL CUARTETO DE RAVEL» EN EL GAYARRE

MÚSICA Xabier Armendáriz

El ‘Cuarteto’ de Ravel

El cuarteto Brodsky.

Jueves, 16 de febrero de 2023. Teatro Gayarre. Cuarteto Brodsky (Andrew Haveron y Ian Belton, violines; Paul Cassidy, viola; Jacqueline Thomas, violonchelo). Johann Sebastian Bach: Sonata para violín solo número 2 en La menor, BWV 1003, (versión para cuarteto de cuerda realizada por Paul Cassidy), (1720). Benjamin Britten: Cuarteto de cuerda número 1 en Re mayor, Op. 25, (1941). Maurice Ravel: Cuarteto de cuerdas en Fa mayor, (1903). Concierto inscrito en el Ciclo Grandes Intérpretes de la Fundación Municipal Teatro Gayarre.

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La música de cámara es la más interesante de analizar cuando se interpreta en concierto. Las agrupaciones camerísticas son microcosmos, en los que se tejen redes de relaciones musicales y personales que, a veces, aparecen a oídos del espectador. En el caso de los dúos y tríos, resultan apasionantes las ocasiones en que se reúnen puntualmente dos o tres solistas con carreras destacadas. Si sus personalidades son suficientemente contrastadas, pueden ocurrir dos cosas: que la unión funcione y el resultado musical sea revelador, o que cada cual vaya por su lado y el conjunto termine en desastre.

En el caso de los cuartetos de cuerda, estas uniones temporales son inhabituales. Como existe un repertorio amplísimo para esta formación, los cuartetos de cuerda permanecen unidos y relativamente estables durante muchos años. No hay más que citar nombres como los cuartetos Juilliard, Borodin o Takácks, activos desde hace décadas. El Cuarteto Brodsky es otra de estas venerables formaciones, pues llevan más de 50 años en la brecha. En un cuarteto de trayectoria tan extensa, sería lógico pensar que su sonido tendiera a ser homogéneo, a que sus protagonistas tomaran su papel ordenadamente, pero en todo grupo de personas con una relación personal tan estrecha y larga surgen líderes naturales, y un cuarteto de cuerdas no es una excepción.

Esto resultó evidente en la primera parte del concierto que nos ocupa, en la que el Cuarteto Brodsky ofreció una versión para cuarteto de cuerda de la Sonata BWV 1003 de Bach. Independientemente de la calidad técnica del arreglo (la armonía implícita de las sonatas para violín solo de Bach resulta a veces demasiado evidente cuando se amplía la textura a cuarteto de cuerda), pudimos observar cómo el primer violín tendía a destacar. Su parte adquiría mucho protagonismo en la textura general del arreglo y su intérprete ofrecía un sonido más afilado que sus compañeros, destacando más porque la afinación no era tampoco perfecta. Continuó la sesión con una obra muy ligada a la trayectoria del Cuarteto Brodsky, como el Cuarteto número 1 de Britten. Obra de relativa juventud, la composición explora igualmente la escritura más aguda para los dos violines y de nuevo el primarius tendió a destacar; eso sí, todos los miembros del grupo iban entrando en la atmósfera del concierto y, a partir del movimiento lento, la interacción entre los componentes del grupo fue óptima.

En la segunda parte, escuchamos el Cuarteto de Maurice Ravel, una obra fundamental que demuestra claramente la naturaleza del compositor vascofrancés, que supo reconciliar la armonía debussysta con su propio sentido formal, esencialmente neoclásico. Aquí escuchamos ya a un grupo bien cohesionado, donde todos los miembros del conjunto consiguieron una unanimidad que antes no habían logrado. Los tempi fueron bien meditados, de manera que el público disfrutó de una interpretación exquisita y salió hablando de la obra de Ravel. El mismo Scherzo, quizá el episodio más conocido, fue una lección sobre el ensamblaje que deben tener las agrupaciones de estas características.

El concierto se cerró con dos propinas, tocadas sin permitir que los aplausos pudieran decaer: un Poema de Benjamin Britten y una polka de Dimitri Shostakovitch, otro autor muy ligado a esta formación, de quien han grabado su ciclo completo de cuartetos de cuerda. Fue un broche de oro adecuado para un concierto memorable por su segunda mitad.

Autor entrada: xabier armendariz

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