CLÁSICA Xabier Armendáriz
«Dos en uno»
‘LA REVOLTOSA’ Y ‘LA VERBENA DE LA PALOMA’
Viernes, 11 de noviembre de 2022. Teatro Gayarre de Pamplona. La Revoltosa: Sainete lírico en un acto con libreto de José López Silva y Carlos Fernández Shaw y música de Ruperto Chapí, estrenada en el Teatro Apolo de Madrid el 25 de noviembre de 1897. La Verbena de la Paloma: Sainete lírico en un acto con libreto de Ricardo de la Vega y música de Tomás Bretón, estrenado en el Teatro Apolo de Madrid el 17 de febrero de 1894. Hevila Cardeña (Mari Pepa / Susana), Aurora Frías (Soledad / Cantaora), Javier Povedano (Felipe / Julián), Amelia Font (Gorgonia / Tía Antonia), Santos Ariño (Don Hilarión), Carmen Aparicio (Señá Rita), María Jesús Sevilla (Encarna / Casta), Rafael Álvarez de Luna (Cándido / Tabernero), Karmelo Peña (Candelas / Sebastián), Carlos Crooke (Atenedoro), Jesús Ortega (Tiberio), Carlos London (Sereno), Juncal Irastorza (Chupitos), Darío Moncloa (Piojoso). Coro de la Asociación Gayarre de Amigos de la Ópera. Íñigo Casalí, director del coro. Orquesta Sinfónica de Navarra. Antonio Ramallo y David López, dirección de escena. Jose Antonio Irastorza, director musical. Producción de la Compañía Lírica Amadeo Vives. Espectáculo organizado por la Asociación Gayarre de Amigos de la Ópera con la colaboración de Fundación Baluarte.
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Llega noviembre, el mes de la zarzuela en Pamplona. Si en torno a la fiesta de San Saturnino tendremos oportunidad de escuchar La del manojo de rosas de Sorozábal con La Pamplonesa, ahora nos ocupa un espectáculo organizado por la Asociación Gayarre de Amigos de la Ópera.
El programa era muy atractivo, especialmente para los aficionados a la zarzuela más castiza y tradicional. Los dos títulos que componían este doble programa son seguramente las piezas más populares dentro de las zarzuelas de “género chico”, y suponen un contraste bastante considerable con muchas zarzuelas que se han venido presentando en Pamplona en los últimos años, casi siempre de los años finales de esplendor del género y con pretensiones musicales más ambiciosas.
El público acudió masivamente al reclamo que suponía la conjunción de La Revoltosa y La verbena de la Paloma y llenó completamente los asientos del Teatro Gayarre. Al final, las reacciones no fueron particularmente entusiastas, pero sí reflejaban un estado de satisfacción general.
Y es que habíamos asistido a una función que, sin ser redonda, cumplió con buena parte de las expectativas. Para empezar, resultó estimulante asistir a una función de estos dos títulos donde se conservara básicamente el texto original de las partes habladas, sin añadidos ni gestos de cara a la galería. Es una postura valiente, que demuestra que los grandes títulos de este repertorio siguen funcionando sin necesidad de “actualizaciones”.
En lo vocal, hablamos de dos zarzuelas que, sin requerir necesariamente intérpretes de gran calibre, sí necesitan un conjunto de cantantes-actores bien trabajados y conjuntados. De hecho, uno de los aspectos más positivos de la función fue que, como conjunto, todos los intervinientes en el espectáculo funcionaron a pleno rendimiento.
Dentro del alto nivel general, hay que destacar necesariamente a Javier Povedano y Hevilia Cardeña, que doblaron papeles afrontando a los protagonistas de ambas zarzuelas. El dúo que ambos protagonizaron en La Revoltosa fue uno de los mejores momentos de la sesión. Por otra parte, también es de justicia destacar el Don Hilarión de Santos Ariño. De manera inhabitual, Ariño se esforzó por cantar esa parte de principio a fin, de manera que la definición que hace Susana del personaje (“un sujeto que tiene vergüenza, pundonor y lo que hay que tener”), pareció creíble.
Hacía mucho tiempo que la Orquesta Sinfónica de Navarra no participaba en ningún montaje de ópera o zarzuela en el Teatro Gayarre, así que su presencia fue especialmente bienvenida. José Antonio Irastorza acompañó a los cantantes con su diligencia habitual pero, especialmente en La verbena de la Paloma, estuvo más atento de asegurar el encaje del conjunto que de cualquier otra consideración.
A pesar de todo, fue bastante curioso que en las seguidillas de esta obra, seguramente el número más esperado por muchos, no consiguiera evitar que el coro se adelantara a la orquesta. Más allá de este tipo de cuestiones puntuales, el Coro de la AGAO ofreció una buena actuación, siempre empastado y proyectando bien el texto. Destacaron asimismo en la orquesta los solistas de la madera en el preludio de La verbena de la Paloma; lástima que un sector del público estuviera hablando en ese momento y, por tanto, no pudiera disfrutarlo.
En conjunto, fue un feliz reencuentro con dos de los títulos más populares del repertorio zarzuelístico, que demostraron nuevamente su capacidad de atraer a un público dispuesto a disfrutar.