MÚSICA Xabier Armendáriz
“Ilusión”
Domingo, 26 de marzo de 2023. Teatro del Museo de la Universidad de Navarra. Estíbaliz Arroyo, soprano. Aitor Garitano, tenor. Alejandro von Büren, barítono. Escolanía del Orfeón Pamplonés. Juan Gaínza, director de la escolanía. Coro Joven de la Comunidad de Madrid. Ana Fernández-Vega, directora del coro. Coro Juvenil del Orfeón Pamplonés. Juan Gaínza, director del coro. Coro de la Universidad de Navarra. Ekhi Ocaña, director del coro. Orquesta Sinfónica de la Universidad de Navarra. Liuba Cid, directora de escena. Borja Quintas, director musical. Carl Orff: Carmina Burana, (1936). Concierto inscrito en el Ciclo Cartografías de la Música 2023.
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Asistir a un concierto y encontrarse con un escenario lleno de músicos jóvenes debe ser siempre un motivo de gran alegría para todos. Justamente esa era la imagen que presentaba el Teatro del Museo de la Universidad de Navarra en el concierto que nos ocupa: la reunión de cuatro coros y una orquesta de jóvenes para interpretar una obra icónica como los Carmina Burana de Carl Orff. La cantata, que como es bien sabido pone música a una serie de poemas goliardescos encontrados en el monasterio bávaro de Beuern, ha vuelto a escucharse en Pamplona en una interpretación marcada por la ilusión. Si algo destacó en el concierto que nos ocupa fueron las ganas de hacer música de un amplio conjunto de personas que, en muchos casos, no se dedican profesionalmente a ello, sino que dedican su tiempo libre para preparar este evento. El Teatro del Museo de la Universidad de Navarra estaba repleto de público, en buena medida familiares de los participantes, que al comienzo del espectáculo mostraban tanta expectación y casi tantos nervios como los músicos que ocuparon el escenario. Y el resultado fue una versión técnicamente muy lograda, donde se pudo echar de menos quizá algo más de contundencia en el coro, (lógico, porque hablamos de voces que no se han desarrollado plenamente). Pero todo lo referente a afinación vocal y ejecución instrumental alcanzó un nivel verdaderamente meritorio.
A partir de aquí, podemos entrar en detalles. La dirección de Borja Quintas no siempre ayudó al éxito del resultado final. Fueron muy sorprendentes los cambios de tempo del coro inicial, que provocaron que ocasionalmente el coro tendiera a adelantarse sobre la orquesta, y en otras ocasiones hubo elecciones de tempo que dificultaron seriamente a todos, como en un “In taberna quando summus” inusualmente rápido. Los mejores momentos fueron en las secciones líricas, que Quintas no permitió que desfallecieran en ningún momento; al mantener una cierta pujanza rítmica, algunos esquemas de repetición mostraron los rasgos más modernos de la escritura de Carl Orff.
Los solistas fueron muy bien elegidos. No suele resultar fácil encontrar un barítono adecuado para esta obra, porque todos tienden a sufrir en los agudos, pero no fue el caso de Alejandro von Düren, que además ofreció un retrato del abad de Cucaña muy logrado y sin dejar de cantar. Aitor Garitano volvió a demostrar que sólo un tenor puede ofrecer la tonalidad irónica que el fragmento necesita; no hace falta un falsete técnicamente perfecto, como el que puede hacer un contratenor, sino uno en el que se pueda percibir la incomodidad del cantante y que permita contar la historia del pato en el asador. Por último, Estíbaliz Arroyo ofreció una voz de gran frescura y facilidad para las agilidades y los agudos. El público no pudo seguir en tiempo real la traducción de los textos, algo vital en esta obra tan gráfica, y sólo al comienzo de cada parte se ofrecieron algunas selecciones procedentes de los números más conocidos. Eso sí, evitando los pasajes más críticos.
En conjunto, fue una ilusionante tarde, producto de un trabajo hecho con gran eficacia y en el que seguro que todos han disfrutado especialmente. Ahora les queda otro gran escenario: el Auditorio Nacional de Madrid.