«GERGIEV EN PLENITUD» CON EL ORFEÓN Y LA ORQUESTA SINFÓNICA DEL TEATRO MARRIINSKY EN BALUARTE

CLÁSICA Xabier Armendáriz

Gergiev en plenitud

Sábado, 16 de Marzo de 2019. Auditorio y Palacio de Congresos Baluarte de Pamplona. La condenación de Fausto: Leyenda dramática en cuatro actos con libreto del compositor y de Almire Gandonniére y música de Hector Berlioz, estrenado en el Teatro de la Ópera Cómica (Sala Favart) de París el 6 de Diciembre de 1846. Alexander Mikhailov (Fausto), Yulia Matochkina (Margarita), Mikhail Petrenko (Mefistófeles), Oleg Sychov (Brander). Orfeón Pamplonés. Igor Ijurra, director del coro. Orquesta Sinfónica del Teatro Mariinsky de San Petersburgo. Valery Gergiev, director. Concierto inscrito en la temporada de espectáculos de la Fundación Baluarte 2018-2019.

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Por tercer año consecutivo, llega la visita de la Orquesta Sinfónica del Teatro Mariinsky de San Petersburgo, de nuevo con su siempre activísimo titular Valery Gergiev. Es interesante comprobar la gran afinidad que se ha creado entre la batuta y el Orfeón Pamplonés. Sin duda, Gergiev se siente cómodo trabajando con el Orfeón Pamplonés, que siempre le responde satisfactoriamente. En el concierto que nos ocupa, Gergiev se presentaba con La condenación de Fausto de Berlioz, en un acontecimiento que cumplía un objetivo doble: conmemorar los 150 años del fallecimiento de Hector Berlioz (un aniversario que en Pamplona había pasado hasta ahora desapercibido), y ofrecer en Pamplona la obra que motivó el mayor éxito del Orfeón Pamplonés en San Petersburgo. Y así, el Mariinsky se ha traído a un plantel del máximo nivel para ofrecer una versión muy completa de la obra de Berlioz.

Para poder realizar esta suerte de híbrido entre cantata sinfónica y ópera, donde Berlioz plasmó buena parte de su talento dramático y algunas de sus melodías más elevadas, se precisan tres voces de entidad que cumplan con las exigencias de los tres principales papeles. Alexander Mikhailov realizó un Fausto muy acertado en la caracterización del personaje. La voz tiene un volumen escaso y los agudos carecen de brillo, pero Mikhailov mantiene el sentido belcantista de la escuela de canto rusa y supo regular y frasear con mucha atención, ya desde el comienzo. Yulia Matochkina ya cantó en Baluarte en la Novena beethoveniana que conmemoraba los 150 años de la fundación del Orfeón Pamplonés y también en el Alexander Nevsky de Prokofiev del 2018; su sensual voz y su estilo de fraseo convienen más a este papel de Margarita, y suyos fueron los momentos más interesantes de la función. En particular, su escena del cuarto acto fue lo más destacado, unido a la gran intervención del solista de corno inglés. Mikhail Petrenko cumple los criterios para hacer un buen Mefistófeles, ofreciendo atención al sentido del texto y un tipo de emisión que nos recordaba a Boris Christoff, el gran bajo búlgaro de los cincuenta. Más cavernoso y, por consiguiente, menos atractivo resultó Oleg Sychov como Brander, pero es un papel episódico y el bajo cumplió con eficacia.

Hector Berlioz es un compositor conocido por su refinadísima orquestación, que a menudo busca los efectos más sutiles. Esto no parece el mejor augurio para un director como Valery Gergiev, que pocas veces atiende a las sutilezas tímbricas de la orquesta. Sin embargo, Berlioz también necesita intérpretes que estén dispuestos a asumir sus propios excesos como compositor, y en esto Gergiev es insuperable. Era de esperar que los grandes números orquestales funcionaran bien (una marcha húngara sin retórica vacía, por ejemplo), pero Gergiev acompañó con cuidado a los cantantes y supo organizar muy bien los grandes clímax dramáticos, como el final del tercer acto. Por último, el Orfeón Pamplonés estuvo magnífico desde el principio hasta el final, siempre transparente y rotundo, cuidadoso con la pronunciación y atento a la menor sugerencia de Gergiev.

Así pues, fue una gran función de La condenación de Fausto de Berlioz, y una oportunidad importante de escuchar lo que Valery Gergiev puede hacer cuando ofrece lo mejor de su extraordinario talento…, y su apretadísima agenda se lo permite, por supuesto.

Autor entrada: xabier armendariz

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