MÚSICA Xabier Armendáriz
“Haydn, el infrecuente”
Domingo, 19 de marzo de 2023. Auditorio y Palacio de Congresos Baluarte de Pamplona. Berit Norbaken, soprano. Esther Kuiper, contralto. Kieran Carell, tenor. Henk Neven, bajo. Orfeón Pamplonés. Igor Ijurra, director del coro. Orquesta del Siglo XVIII. Daniel Reuss, director. Joseph Haydn: Sinfonía número 26 en Re menor, Hob. I número 26, (Lamentatione), (1768). Misa número 13 en Si bemol mayor, Hob. XXII número 13, (De la Creación), (1801). Concierto inscrito en la temporada de espectáculos de la Fundación Baluarte 2022-2023.
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El periodista y crítico musical Rafael Ortega Basagoiti publicó hace unos meses, en su blog de la página web de la revista Scherzo, un artículo altamente ilustrativo sobre Joseph Haydn. Dentro de la trinidad de los compositores del llamado Clasicismo vienés, Haydn es el que menos atención recibe, por haber sido el primero en nacer y porque no tiene el glamour de Mozart ni de Beethoven. Haydn no fue un niño prodigio, sólo al final de sus días llevó una trayectoria relativamente independiente de encargos nobiliarios y poseía un carácter alegre y vivaz, que se percibe en muchas de sus obras. Al contrario que Mozart, tuvo una vida extensa y su muerte nunca llegó a alcanzar el aura romántica que sí rodeó siempre a la del compositor salzburgués. La importancia de Haydn fue extraordinaria desde nuestra perspectiva actual, por cuanto que su trayectoria le permitió conocer de primera mano todas las novedades del siglo XVIII y la primera década del XIX. Haydn contribuyó decisivamente en el asentamiento de géneros como la sinfonía o el cuarteto de cuerda; también en la rehabilitación del oratorio en Viena a finales del siglo XVIII. Y sin embargo, sus obras se interpretan muy pocas veces, y casi siempre se tienden a repetir las mismas composiciones: un puñado de sus últimas sinfonías, su oratorio La Creación y algunos de sus cuartetos finales.
Por eso, era especialmente interesante el concierto que nos ocupa, que se vivió en un Baluarte con asistencia de público relativamente escasa. La sesión se iniciaba con la Sinfonía número 26, obra de temperamento agitado en el primer movimiento y más tranquilo en los dos episodios siguientes, incluso coronada con un elegante Minueto. Hablamos de una obra muy relacionada con la época de Semana Santa y que se presta a interpretaciones apasionadas y exaltadas, en la línea Sturm und Drang. Fue exactamente eso lo que intentaron los miembros de la Orquesta del Siglo XVIII, que afrontaron la composición sin director. Era una propuesta interesante, pero se vio frustrada por un primer movimiento de tempo veloz, donde no se controlaron bien los equilibrios orquestales y, como resultado, se perdieron muchos detalles rítmicos.
Con todo, la atención de buena parte del público estaba centrada en la Misa número 13, más conocida como Misa de La Creación porque en un fragmento del Gloria, Haydn alude brevemente a un aria del mencionado oratorio. Hablamos de una obra tardía, orquestada con profusión y de energía prebeethoveniana, donde los instrumentos de viento madera adquieren una importancia decisiva y que ofrece música extraordinaria, como el mismo comienzo del Kyrie. Daniel Reuss afrontó la obra con atención a los detalles y a las texturas orquestales, destacando la rusticidad de maderas y metales y ordenando todas las líneas con atención, incluso aunque en las fugas finales del Gloria y el Credo tomara tempi relativamente ligeros. El Orfeón Pamplonés respondió de manera plenamente satisfactoria, como si se presentara en escena con formación reducida de manera habitual. Los cuatro solistas vocales ofrecieron una prestación bien medida, aunque por la calidad de sus instrumentos destacaran la soprano Berit Norbaken y el bajo Henk Neven.
En conjunto, fue un concierto que permitió a los espectadores clásicos ocasionales de Baluarte conocer mejor a un compositor verdaderamente infravalorado como Joseph Haydn.