CLÁSICA Xabier Armendáriz
“Sumando”
Martes, 29 de agosto de 2023. Iglesia de San Miguel de Larraga. Míriam Hontana, violín. Daniel Oyarzabal, órgano. Obras anónimas del siglo XVI y de Jan Pieterszoon Sweelinck, Darío Castello, Sebastián Albero, Antonio Valente, Johann Jakob Froberger, Jesús María Muneta, Louis Couperin, Bernardo Storace, Antonio Vivaldi, Johann Bernard Bach y Johann Sebastian Bach. Concierto inscrito en el Ciclo de Órgano Diego Gómez de Larraga 2023.
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El Ciclo de Órgano Diego Gómez de Larraga ha cerrado su decimosexta edición. El certamen continúa su andadura gracias a la continuidad del trabajo de la Asociación Diego Gómez y con la presencia como director de una figura inspiracional, el compositor Jesús María Muneta, nacido en la localidad. Como cada año, en Larraga se han dado cita algunos de los organistas más importantes de España, y este año se ha cerrado el certamen con la actuación de Daniel Oyarzabal, organista de la Orquesta Nacional. Pero en este caso, no venía sólo, sino acompañando a la joven violinista Miriam Hontana, especializada en la interpretación de la música barroca con criterios históricamente informados.
Una primera impresión del programa daba una sensación algo fragmentaria: música para órgano solo o para violín y órgano, de autores de cinco nacionalidades diferentes, hablando en términos geográficos actuales, y que vivieron en cuatro siglos distintos, si contamos el estreno de la Sonata de Jesús María Muneta, siempre presente en cada uno de los eventos del ciclo con una de sus obras.
Sin embargo, el efecto inmediato del concierto no fue para nada disperso: con unas pocas excepciones, como la Fantasía sobre Ut-re-mi-fa-sol-la de Froberger o la sonata de Albero, la mayor parte de las obras para órgano eran piezas de danza, o mejor dicho, formas derivadas de las variaciones sobre bajos de danza tan en boga en los siglos XVI y XVII.
Por su parte, las obras para violín y órgano eran generalmente sonatas, ofreciendo una visión bastante exacta de lo que podía suponer el término en los siglos XVII y XVIII. La misma sonata de Jesús María Muneta no rompía de ninguna manera esa unidad, porque el estilo de escritura del autor de Larraga no muestra ningún recurso propio de las músicas de vanguardia y, además, la forma en un único movimiento es esencialmente la que proponían los autores italianos de comienzos del siglo XVII. Por último, el hecho de que se pidiera al público que no aplaudiera entre las piezas del concierto le dio a la sesión una mayor continuidad, que permitió que el programa, de por sí bastante extenso, pudiera avanzar con fluidez.
Daniel Oyarzabal es un organista muy experimentado y que ya ha acudido en ocasiones anteriores al Ciclo de Órgano Diego Gómez de Larraga, así que aprovechó con eficacia las posibilidades del órgano ibérico que protagoniza el ciclo en la Iglesia de San Miguel de la localidad. Sin embargo, seguramente los momentos más intensos y concentrados de todo el concierto vinieron en sendos adagios de Vivaldi, ofrecidos el primero de ellos en el programa oficial (Concierto RV 385), y el otro como propina (movimiento lento de La Primavera).
En ambos casos, fue muy destacable la gran sobriedad del continuo propuesto por Oyarzabal, que permitió a Miriam Hontana frasear a placer y desplegar todo el encanto de la melodía vivaldiana. Por lo demás, ambos músicos demostraron entendimiento y que conocen bien todo lo necesario para llevar el repertorio a buen término, ofreciendo buena claridad polifónica y adaptándose bien a la acústica de la Iglesia de San Miguel de Larraga.
El concierto terminó con un muy merecido homenaje a Jesús María Muneta, que después de un período complicado, ha podido estar presente como cada año en su amado Ciclo de Órgano de Larraga. Y que sea por muchos años.