MÚSICA Xabier Armendáriz
«Las notas necesarias»
Jueves, 23 de febrero de 2023. Auditorio y Palacio de Congresos Baluarte de Pamplona. Orquesta Sinfónica de Navarra. Perry So, director. Unsuk Chin: Subito con forza, (2021). Wolfgang Amadeus Mozart: Sinfonía número 38 en Re mayor, KV 504, (Praga), (1787). Johannes Brahms: Sinfonía número 4 en Mi menor, Op. 98, (1885). Concierto inscrito en la temporada de abono de la Orquesta Sinfónica de Navarra 2022-2023.
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Las óperas maduras de Wolfgang Amadeus Mozart no alcanzaron en Viena inicialmente el éxito que, dada la fama que tiene hoy el compositor salzburgués como operista, cabría esperar. El público vienés tendió a considerar el estilo operístico de Mozart demasiado sinfónico, complejo para sus gustos. Por eso, los mayores éxitos de Mozart como operista no ocurrieron en Viena, sino en Praga. Existe al respecto una anécdota muy conocida, seguramente apócrifa. Cuando el emperador José II tuvo ocasión de escuchar El rapto en el serrallo, Mozart mantuvo una breve conversación con él y al preguntarle su opinión sobre la obra, recibió una célebre respuesta: “Demasiadas notas, mi querido Mozart”. A lo que supuestamente el salzburgués respondió: “Ni una más de las necesarias”.
La crítica del Emperador José II a Mozart se ha interpretado habitualmente como una de tantas opiniones poco perceptivas expresadas por una persona ajena al mundo musical. Sin embargo, hay ocasiones en las que, escuchando determinadas obras, nos acordamos inmediatamente de esta opinión.
No es el caso de ninguna de las tres obras que protagonizaron el concierto que nos ocupa; más bien al contrario. En concreto, Subito con forza de Unsuk Chin es un claro ejemplo donde se puede ver cómo la compositora ha conseguido medir con exactitud la magnitud de su material de partida. La autora surcoreana parte del inciso inicial de la Obertura Coriolano de Beethoven y teje a partir de ahí una obra en constante movimiento, cargada de contrastes y trufada de citas aquí y allá del compositor de Bonn, pero sin que éstas lleguen a adueñarse de la textura general. Se comprende en seguida por qué pudo ser tan bien recibida en un foro tan popular como los Proms, y Perry So la interpretó con la Sinfónica de Navarra a plena satisfacción.
Prosiguió el concierto con la Sinfonía número 38 de Mozart, una de las composiciones instrumentales del salzbgurgués más unidas a su actividad operística. Hablamos de una sinfonía atípica, con sus tres movimientos de igual forma, (aunque el primero tenga introducción lenta). Perry So planteó un Mozart declaradamente historicista, con timbales tocados con baqueta dura y maderas especialmente prominentes. Esto último se agradece mucho en las sinfonías de Mozart, mientras que la percusión tan seca también otorga fuerte carácter a la obra, aunque también apartaba a un plano algo lejano a las cuerdas. Por eso, los mejores momentos llegaron en el pastoral segundo movimiento, muy bien planteado.
Se cerraba el concierto con la Cuarta Sinfonía de Johannes Brahms, seguramente la culminación del sinfonismo romántico para muchos melómanos. Sin embargo, Perry So planteó un Brahms más clásico, de herencia claramente beethoveniana. Los tempi fueron más ligeros de lo que se estilaba en esta obra hace unos años y, de nuevo, So hizo aflorar la energía y la vivacidad de la obra, sobre todo en la Chacona final, tomada con gran determinación y cerrada con arrebatador impulso. A cambio, el segundo movimiento resultó quizá demasiado fluido; no perdió nunca la elegancia, pero le faltó algo de magia poética.
En conjunto, fue un concierto apreciado por el público y dirigido con seguridad por Perry So, que demostró su habitual oficio y saber hacer. En este caso, incluso la obra de Unsuk Chin mantuvo el interés para buena parte del público durante toda su extensión, algo que nos alegra y desgraciadamente no es habitual en la música que continúa las tendencias más modernistas surgidas desde los años 1940.