LA ORQUESTA SINFÓNICA DE NAVARRA A «DEJARSE LLEVAR» POR IVÁN LÓPEZ REYNOSO EN BALUARTE

MÚSICA Xabier Armendáriz

«Dejarse llevar»

Jueves, 17 de marzo de 2022. Auditorio y Palacio de Congresos Baluarte de Pamplona. Orquesta Sinfónica de Navarra. Iván López Reynoso, director. Piotr Illyich Tchaikovsky: El lago de los cisnes, Op. 20: Selección, (1877). Bela Bartok: Concierto para orquesta, SZ 116, (1943). Concierto inscrito en la temporada de abono de la Orquesta Sinfónica de Navarra 2021-2022.

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Cuando escuchamos una obra musical, es importante sentir que todo fluye con naturalidad, que los músicos interpretan la obra con soltura, que surja esa chispa que alienta los ánimos de los espectadores. Pocas veces ocurre eso en concierto, y las razones pueden ser muy variadas: haber hecho demasiados ensayos o muy pocos, la relación entre el director y la orquesta, la familiaridad (o no) de orquesta y director con un repertorio, etc. Sin embargo, cuando realmente los músicos están sueltos y se dejan llevar, los resultados son especialmente emocionantes.

En el concierto que nos ocupa, Iván López Reynoso se ponía al frente de la Orquesta Sinfónica de Navarra por primera vez en temporada de abono. Anteriormente, había causado muy grata impresión acompañando con gran acierto en un recital lírico a Javier Camarena. En esta ocasión, los músicos de la Orquesta Sinfónica de Navarra han contado con un director joven sobradamente preparado, aunque esa emoción del momento no siempre estuvo presente.

En la primera parte, López Reynoso ofreció una selección de El lago de los cisnes de Tchaikovsky. Es bien conocida la historia del encargo y fracaso inicial del ballet, en contraste con su éxito posterior. Pero debemos subrayar que la recuperación de este ballet conllevó una serie de cortes, reordenaciones y recomposiciones de la obra que se han mantenido en la práctica de las compañías de danza hasta ahora. De hecho, en las representaciones escénicas de El lago de los cisnes se suele perder aproximadamente un tercio de la partitura tchaikovskiana. López Reynoso eligió los números más conocidos, incluyendo las dos escenas más reconocibles del ballet, además de la danza de los pequeños cisnes y las danzas nacionales (czardas, bolero, tarantela y mazurca). No incluyó lamentablemente la escena final, cumbre musical y dramática de toda la composición. La interpretación fue técnicamente muy lograda. López Reynoso aportó proverbial sentido del ritmo en las danzas características, (brillante la danza napolitana), pero destacó en el paso de acción, donde detuvo el tiempo para que el concertino de la Sinfónica de Navarra fraseara en su primera sección, plenamente lírica.

En la segunda parte, se escuchó el Concierto para orquesta de Bela Bartok, obra cumbre del compositor húngaro, uno de los autores del siglo XX que, hasta hace poco, apenas aparecía en los programas de la Sinfónica de Navarra. López Reynoso demostró un buen conocimiento de la obra, desde una cuidadosa introducción lenta al primer movimiento, donde permitió escuchar todas las sutilezas de color en el tratamiento de las maderas. También los movimientos centrales fueron muy logrados, sobre todo la acidez de la escritura del segundo movimiento y el sentido expresionista de la Elegía central, que ejerce de eje de simetría de la obra. Los dos movimientos restantes sonaron con disciplina y control, quizá algo excesivo. Se percibió que López Reynoso no permitió a los músicos de la orquesta que se soltaran y, así, no se obtuvo ese sonido brillante, casi hiriente, que requieren los clímax de ambos movimientos.

En conjunto, fue un concierto altamente interesante de un director como Iván López Reynoso, que demostró autoridad y dominio de la situación y del repertorio, aunque el Concierto para orquesta de Bartok no salió tan fluido como nos hubiera gustado.

Autor entrada: xabier armendariz

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