MÚSICA Xabier Armendariz
«El otro concierto»
Martes, 7 de Febrero de 2023. Auditorio y Palacio de Congresos Baluarte de Pamplona. Alina Baeva, violín. Orquesta Sinfónica de Euskadi. Dinis Sousa, director. Richard Wagner: Parsifal: Preludio del acto I, (1882). Dimitri Shostakovitch: Concierto para violín y orquesta número 2 en Do sostenido menor, Op. 112, (1967). Ludwig van Beethoven: Sinfonía número 5 en Do menor, Op. 67, (1808). Concierto inscrito en la temporada de abono de la Orquesta Sinfónica de Euskadi 2022-23.
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Dimitri Shostakovitch compuso cuatro conciertos para instrumentos de cuerda, más exactamente dos conciertos para violín y otros dos para violonchelo. Ambas parejas de conciertos tienen curiosos paralelismos entre sí, como bien observa Mikel Chamizo en las notas al programa del concierto que nos ocupa. Los conciertos para violonchelo fueron compuestos para Mistislav Rostropovich, mientras que los violinísticos lo fueron para David Oistrakh. Aunque los dos primeros conciertos compuestos para cada instrumento están bastante separados en el tiempo, los dos segundos conciertos son estrictamente contemporáneos entre sí y siempre han conocido una difusión mucho menor. La razón es que son obras compuestas en un momento de gran desánimo por parte del compositor y son obras herméticas, sobrias, donde la orquesta no luce su potencial sinfónico sino que tiende a sonar especialmente apagada, sobre todo en los primeros movimientos de ambas obras.
Así, es siempre una ocasión importante la oportunidad de escuchar una obra como el Concierto para violín número 2 de Dimitri Shostakovitch y, desde el primer momento, pudo observarse que la elección de Alina Baeva resultó plenamente acertada. La violinista rusa dispone de un sonido poderoso y con una tonalidad adecuadamente oscura, ideal para esta obra, y demostró un fraseo cálido que dio grandes resultados en conjunto. Supo contener el fraseo y superar las relativas dificultades técnicas del tercer movimiento con seguridad, pero sobre todo dio lo mejor de sí en los dos primeros movimientos, donde está la verdadera sustancia de la obra.
Además, contó con un acompañamiento muy bien preparado por Dinis Sousa, que supo lograr de la Orquesta Sinfónica de Euskadi los tonos ocres que la partitura demanda, y sin que en ningún momento la solista tuviera que esforzarse especialmente por hacerse oír.
Fue una gran interpretación en conjunto de la obra, y fue una lástima que Alina Baeva no ofreciera ninguna propina.
Se había iniciado el concierto con una interpretación bien medida del preludio de Parsifal, el “festival escénico para consagrar un escenario” con el que Richard Wagner concluyó su carrera como autor de óperas. Se pueden preferir interpretaciones más contemplativas de la obra, pero entrar en el ambiente de este drama en tan poco tiempo es complicado y sólo los más grandes lo consiguen.
Pero el atractivo fundamental del concierto para muchas personas era volver a escuchar la célebre Quinta Sinfonía de Beethoven, que Dinis Sousa planteó con vigor y de acuerdo con las tendencias interpretativas más recientes. Los tempi fueron en general ligeros y la versión fue de menos a más, terminando con un cuarto movimiento adecuadamente exultante, pero la ejecución orquestal y la claridad de planos que habitualmente viene ofreciendo la Orquesta Sinfónica de Euskadi en los últimos tiempos no aparecieron, sobre todo en un primer movimiento al que le faltó determinación.
En conjunto, fue un evento que destacó por la interpretación de esa obra singular e infrecuente que es el Concierto para violín número 2 de Shostakovitch, seguramente no la composición más espectacular para el público pero sí una obra esencial, de las que no dejan indiferente a quien escucha con atención.