KIT ARMSTRONG (PIANO) ES «ILUSTRE COMPAÑIA» EN EL MUSEO DE LA UNIVERSIDAD DE NAVARRA

MÚSICA Xabier Armendáriz

“Ilustre compañía”

Viernes, 3 de marzo de 2023. Teatro del Museo de la Universidad de Navarra. Kit Armstrong, piano. Obras de György Ligeti, Johann Sebastian Bach, Fryderyk Chopin, Ferenc Liszt, Bela Bartok, Jan Pieterszoon Sweelinck y Ghirolamo Frescobaldi. Concierto inscrito en el Ciclo Cartografías de la Música 2023 organizado por el Museo de la Universidad de Navarra.

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Con frecuencia, los programas de los conciertos clásicos tienden a ser previsibles. Estamos acostumbrados a encontrar emparentados en los mismos programas ciertas combinaciones de compositores: Mozart con Beethoven, Debussy con Ravel, Schubert con Bruckner. Son uniones casi automáticas, pero que en los conciertos pocas veces se exploran en su totalidad, porque pocas veces se escuchan las sucesivas obras sin pausa.

Afortunadamente, hay intérpretes que piensan de otra manera, como el pianista estadounidense Kit Armstrong, protagonista de esta sesión. El hilo conductor de la velada era Musica ricercata de György Ligeti, un ciclo de piezas breves para piano que el compositor húngaro escribió años antes de exiliarse a Europa occidental en 1956. Hablamos de una serie de piezas que explotan las repeticiones de figuras rítmicas y melódicas con gran efecto, y en la que Kit Armstrong intercaló obras como Contrapuncti de El arte de la fuga de Bach, valses de Chopin, uno de los Retratos históricos de Liszt, una Elegía de Bartok y varias composiciones de Sweelinck y Frescobaldi, dos de los más destacados compositores para teclado del siglo XVII. El choque de estilos fue considerable y reveló relaciones algo inesperadas; de hecho, resulta bastante revelador escuchar la Fantasía cromática de Sweelinck justo después de algunos de los fragmentos bachianos, dado que precisamente esta pieza del compositor neerlandés se basa en un motivo muy cercano al que Bach utilizó como base de El arte de la fuga. En definitiva, Kit Armstrong planteó un programa apasionante, y su resolución fue efectiva.

Y es que el reto de este tipo de programas es conseguir ser igualmente convincente en obras separadas por varios siglos y de estéticas tan diferentes. Armstrong brilló en la Musica ricercata de Ligeti, que interpretó con gran contundencia y precisión, aunque sin desdeñar el lirismo de las secciones que así lo precisaran. No se mostró tan efectivo en los fragmentos bachianos, expuestos con total claridad de líneas pero a falta de un último grado de la espiritualidad que puede escucharse en la interpretación pianística de Glenn Gould de El arte de la fuga. Precisamente el pianista canadiense era el modelo evidente de Armstrong para las piezas del siglo XVII, pero aquí el resultado tendió a ser más bien mecánico. El pianismo romántico le sentó a Armstrong bastante mejor. Ambos valses de la Op. 34 de Chopin resultaron muy convincentes, sobre todo el Op. 34 número 3; en él, muchos pianistas demuestran tanta facilidad mecanográfica como insensibilidad expresiva, pero Armstrong supo contenerse y no olvidar que, después de todo, se trata de un vals y no de la música de un tiovivo. Por último, el pianismo de Liszt y Bartok resultó igualmente ideal para Armstrong, que durante toda la sesión supo regular la manera en que las últimas resonancias del piano se disolvían casi imperceptiblemente al final de cada fragmento, provocando maravillosos efectos con el pedal.

El concierto se cerró, sin que el público tuviese que insistir demasiado, con una versión del décimo de los Estudios de ejecución transcendental de Liszt. Fue un programa idealmente pensado y bien realizado, que presentaba la música de György Ligeti con la mejor y más ilustre compañía posible.

Autor entrada: xabier armendariz

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