CLÁSICA Xabier Armendáriz
“Evolución”
La Agrupación Coral de Cámara de Pamplona prosigue con su programa tradicional de encargo de obras nuevas a algunos de los principales compositores actuales de nuestro entorno. Ha sido ésta una de sus principales señas de identidad, ya desde que Luis Morondo creó el conjunto, y como se recordará, algunos de esos encargos se han convertido en verdaderos emblemas de la música española contemporánea, como ocurrió por ejemplo con Arrano beltza de Agustín González-Acilu. Tras unos años de forzada pausa, finalmente se ha podido presentar una nueva obra que de por sí tiene un carácter histórico. A estas alturas, no debería ser noticia que por primera vez la Agrupación Coral de Cámara de Pamplona estrenara una obra escrita por una compositora. Sin embargo, el hecho es que Milia on the road de Yolanda Campos es, en efecto, la primera composición creada por una compositora para esta institución. Así pues, hablamos de una ocasión importante, cuyo producto ha sido una obra de gran formato, una afirmación profundamente personal y que, en cierto modo, supone una cierta reformulación del estilo característico de Yolanda Campos.
Milia on the road está basada en una serie de poemas de la escritora Itxaro Borda, que se hace eco de una vieja tradición establecida hasta el siglo XIX. En los entornos rurales euskaldunes se entonaban los llamados ‘ereziak’, cantos fúnebres que las mujeres interpretaban glosando la vida de las personas fallecidas, a veces elogiando sus hechos y carácter, a veces criticándolos. Itxaro Borda parafrasea uno de estos ereziak, en donde se lamenta la muerte de una mujer llamada Milia, que había sufrido malos tratos durante su vida. Los textos de Itxaro Borda son, en realidad, una amplificación del lamento fúnebre original, que se convierte en una reivindicación destinada a nuestro mundo de hoy, pues lamentablemente las situaciones de maltrato y discriminación hacia las mujeres todavía permanecen.
Yolanda Campos refleja, a su estilo, este juego de espejos entre la música del pasado y el presente. La obra está compuesta para coro femenino y un conjunto instrumental realmente heterogéneo, que incluye violonchelo, saxofón, salterio y percusión, con presencia de dos txalapartas: una tradicional y otra microtonal.
Los elementos característicos del lenguaje de Yolanda Campos están presentes, pero aquí se une también el estudio de la música antigua, especialmente de la obra de Johannes Ockeghem (1410-1497), autor del primer Réquiem polifónico conservado. Al contrario de lo que ocurría en obras previas de Yolanda Campos, los procedimientos canónicos tradicionales y la escritura modal tienen un papel destacado, en una obra de gran sobriedad, especialmente efectiva y que, en conjunto, se convierte en la mejor opción para introducirse en su universo sonoro. La Agrupación Coral de Cámara de Pamplona ofreció una gran interpretación, guiada por la diestra mano de David Gálvez, muy comprometido con la música contemporánea. También se contaba con algunos de los colaboradores del Festival NAK. El resultado produjo un efecto hipnótico, una impresión de algo atávico e intemporal, a todas luces lo que se pretendía.
El concierto se completó con el elogio fúnebre que Johannes Ockeghem compuso tras el fallecimiento de Gilles Binchois (1400-1460), un autor ilustre de la generación anterior. La interpretación contó con la presencia de un contratenor de afinación algo insegura. Sí convenció el tríptico de composiciones de György Ligeti que llegó después, una obra de juventud que muestra ya los principales valores de la música del autor húngaro.
Pero el gran acontecimiento fue el estreno de Milia on the road, que supone, además del primer encargo de la Coral de cámara de Pamplona a una compositora, una evolución en el estilo de Yolanda Campos. Y eso debe ser lo más importante.