“En el altar de San Wagner (II)»: Sube la temperatura”
Martes, 22 de Agosto de 2023. Teatro de Festivales de Bayreuth. La walkyria: Primera jornada en tres actos del festival escénico El anillo del nibelungo, estrenada de forma independiente en el Teatro Real y Nacional de Múnich el 26 de Junio de 1870 y en el contexto del ciclo íntegro en el Teatro de Festivales de Bayreuth el 14 de Agosto de 1876. Klaus Florian Vogt (Siegmund), Georg Zeppenfeld (Hunding), Tomaz Koniezcny (Wotan), Elisabeth Teige (Sieglinde), Catherine Foster (Brünnhilde), Christa Mayer (Fricka), Kelly God (Gerhilde), Brit-Tone Müllertz (Ortlinde), Claire Barnett-Jones (Waltraute), Christa Mayer (Fricka / Schwertleite), Daniela Köhler (Helmwige), Stephanie Houtzeel (Siegrune), Marie Henriette Reinhold (Grimgerde), Simone Schröder (Rossweise). Orquesta del Festival de Bayreuth. Valentin Schwarz, director de escena. Andrea Cozzi, escenografía. Andy Besuch, vestuario. Reinhard Traub y Nicol Hungsberg, iluminación. Pietari Hinkinen, director musical. Función inscrita en el Festival de Bayreuth 2023.
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Prosigue en Bayreuth este tercer ciclo de El anillo del nibelungo de Richard Wagner, igualmente con altas temperaturas en la ciudad, aunque no tanto como en la jornada anterior. Esta Walkyria ha sido siempre la jornada más popular de la serie nibelunga, la que más habitualmente se representa por separado y la que aquí en Bayreuth, (donde teóricamente sólo se venden entradas para el ciclo íntegro), presenta un público más ocasional. También es una función que, en esta producción tan discutida en otros aspectos, ha conseguido reunir un reparto que causa mayor expectación, y que musicalmente cumplió buena parte de las esperanzas.
La escenografía de Valentin Schwarz continúa con su dramaturgia paralela a la de Richard Wagner, en esta visión presentista del argumento configurada de manera algo populista como una serie de Netflix. Al contrario de lo que Wagner hace suponer, apenas ha transcurrido el tiempo entre el final de El oro del Rin y el comienzo de La walkyria, de manera que, en realidad, los dos hermanos welsungos ya eran adultos al comienzo de la tetralogía. De la misma forma, Sieglinde está embarazada desde el principio de la función, de manera que Siegfried no puede ser hijo de Siegmund; dado que la relación entre Sieglinde y su esposo Hunding no pasa por los mejores momentos, es probable que sea el mismo Wotan el verdadero padre de Siegfried. Cuando Siegmund y Sieglinde mantienen su dúo de amor en el primer acto, empiezan a fantasear y aparecen fotografías de Elisabeth Teige y Klaus Florian Vogt, que encarnan a los personajes en escena, cuando eran niños; estos welsungos aspiran a recuperar una infancia feliz que seguramente no habrán tenido. Hunding les descubre antes de que pueda darles tiempo a consumar su unión, pero eso no aplacará su furia. En el tercer acto, las walkyrias (excluida Brünnhilde) se reúnen en un centro de cirugía estética, y no se ocupan de los héroes caídos, sino que se someten a diversas operaciones para supuestamente mejorar su físico. Quizá una de las ideas más rescatables de esta producción es que, cuando Wotan hace realidad el castigo a su hija Brünnhilde por no haberle obedecido en el duelo entre Siegmund y Hunding, la misma Fricka se hace presente en escena y contempla con cierta satisfacción y suficiencia la obra de su esposo.
Quizá el principal atractivo de la función era escuchar el Siegmund de Klaus Florian Vogt. Hablamos de un tenor de amplísima trayectoria, que ha cimentado su carrera en este tipo de personajes heroicos que, en principio, requieren una voz más oscura y amplia de la que él puede ofrecer. Sin embargo, a lo largo de estos casi veinte años de trayectoria, Klaus Florian Vogt no ha sufrido ninguna crisis vocal reseñable. En este Siegmund cantó con su pureza habitual, dando al personaje un aire desamparado, precisamente por el hecho de no contar con una voz particularmente voluminosa. Parece que Vogt quiere dar el siguiente paso y ya está empezando a cantar Siegfried; este último paso parece muy aventurado, pero por ahora Vogt va superando las pruebas con éxito.
A su lado, Elisabeth Teige tenía que sustituir a Lise Davidsen, que cantó el personaje de Sieglinde en esta producción en 2022. Teige ofreció una interpretación de gran musicalidad, cantando con mucha intención y destacando sobre todo en un primer acto realmente volcánico. Por otra parte, Georg Zeppenfeld es un cantante eficaz y de voz suficientemente profunda; acostumbrados a escucharle en papeles de bajo más nobles, (Gurnemanz, Marke), supo aportar sin embargo también la vertiente oscura que requiere el papel de Hunding.
Subiendo a las alturas, nos encontramos con un Wotan adecuado de acuerdo con los tiempos actuales, en la voz de un Tomasz Konieczny que se mostró seguro y dominador del papel, aunque el polaco no es cantante de grande sutilezas. Katherine Foster fue una Brünnhilde muy bien trabajada, firme en los agudos y con una voz de gran presencia y poder; la soprano inglesa ha evolucionado mucho el personaje desde que se presentó por primera vez en Bayreuth en 2013 y ahora es con permiso de Nina Stemme, la mejor soprano dramática de hoy. La Fricka de Chrissta Mayer resultó eficaz, contando con el habitual tono destemplado de la voz de esta mezzosoprano. Por último, las otras ocho walkyrias hicieron un muy buen trabajo durante la primera mitad del tercer acto.
Queda la dirección de Pietari Hinkinen. El director finlandés afrontó el primer acto destacando su vena más lírica, y conectando con los cantantes para ofrecer una gran interpretación de la escena final. Después, volvió a un nivel de dignidad práctica en el segundo acto. Por último, el tercer acto se inició con gran empuje y sentido dramático; afloró una gran emoción en la despedida de Sieglinde, pero luego esa deriva no se terminó de mantener hasta el final.
En conjunto, fue una función de La walkyria, que hizo subir varios grados la temperatura emocional en el Teatro de Festivales de Bayreuth. Pero la serie continúa…