MÚSICA Xabier Armendáriz
Para pasarlo bien
Sábado, 18 de mayo de 2019. Teatro Gayarre de Pamplona. Julien Beaudiment, flauta. Banda de Música La Pamplonesa. Josep Vicent Egea, director. Leonard Bernstein: On the town: Tres episodios sinfónicos, (1944). Mike Mower: Concierto para flauta y banda sinfónica, (2004). Frank Ticheli: Sombras de blues, (1997). Georges Gershwin: Un americano en París, (1928). Concierto organizado por la Banda de Música La Pamplonesa.
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Los conciertos de jazz por la Banda de Música La Pamplonesa se cuentan entre los éxitos más recientes de la agrupación y, en algunas ocasiones, han propiciado que algunos músicos de la banda demostraran una gran habilidad con este estilo musical. La velada que nos ocupa no era, sin embargo, un concierto de jazz; más bien mostraba la influencia que la música de jazz ha tenido en la producción de concierto de compositores importantes, tanto en el ámbito sinfónico como en el bandístico.
Se abría la sesión con los célebres tres episodios de On the town, procedentes del musical de Leonard Bernstein que luego conoció una celebrada adaptación cinematográfica. Son fragmentos de música especialmente pegadiza, siempre chispeante y divertida, pero nosotros nos quedamos esta vez con la interpretación del movimiento central, que adquirió considerable nostalgia. Vicent Egea conoce especialmente bien este repertorio y siempre se ha identificado mucho con la música de Bernstein, a la que sabe sacarle todo el encanto necesario.
El principal reclamo de este concierto era la presencia de Julien Beaudiment, anunciado en la presentación del evento como “el nombre”; es decir, prácticamente como el mejor flautista del mundo. Se enfrentaba al concierto para flauta y banda de Mike Mower, una obra que también muestra sus influencias jazísticas en el tercer movimiento. En realidad, el primero recuerda más a la música del Grupo de Les Six; es decir, a la generación de compositores franceses que, tras la Gran Guerra, presentaron una música más sencilla y clara frente a los aires de vanguardia anteriores. La obra es ideal para el lucimiento de un solista como Julien Beaudiment, que precisamente destaca por su claridad de articulación, su capacidad para los pasajes virtuosísticos y su limpieza de sonido. Vicent Egea y La Pamplonesa acompañaron con gran atención a los detalles a un solista que, muy emocionado, presentó la propina anunciando que constituía su última actuación fuera de Francia por un tiempo, (espera un transplante de riñón), y agradeció los aplausos tocando laZarabanda de la Partita para flauta sola de Bach, tocada sin ninguna concesión al historicismo y con un vibrato que seguramente habría sido más deseable en el movimiento lento del concierto.
Comenzó la segunda parte con Sombras de blues de Frank Ticheli, compositor estadounidense del que ya conocemos algunas obras para banda muy espectaculares. En esta ocasión, se trata de una composición que comienza por los giros habituales de Stravinsky en sus obras que realizan concesiones jazzísticas, para terminar en una atmósfera más convencional pero no exenta de oscuridad. Vicent Egea y La Pamplonesa ofrecieron una gran interpretación, igual que fue muy lograda la versión de la celebérrima Un americano en París de Gershwin, dicha con todo el verbo necesario y con muchas importantes actuaciones solistas de la banda. En conjunto, fue un concierto muy logrado del que el público salió encantado. Y es que, ciertamente, el programa estaba concebido precisamente para eso: para pasarlo bien.