«DE OTRA MANERA» LA PAMPLOSESA EN EL TEATRO GAYARRE

CLÁSICA Xabier Armendáriz

“De otra manera”

Hay unas pocas obras del repertorio clásico que son tan conocidas que sobrepasan los límites de los aficionados a la música culta occidental. Son obras que se convierten en verdaderos iconos, que se han divulgado a través de la publicidad y el cine y que, en conciertos, se escuchan constantemente. La Novena Sinfonía de Antonin Dvorák es una de esas obras, y es bastante raro el año en el que no se escuche en Pamplona por una u otra agrupación. Sin ir más lejos, la Orquesta Sinfónica de Navarra va a interpretar la obra la próxima temporada, y no hace mucho desde la última interpretación que ofrecieron la Sinfónica de Euskadi y la Sinfonietta de Pamplona. Así que con estos antecedentes, parece que una obra como la Novena Sinfonía de Dvorák apenas necesitaría presentación…

Y, sin embargo, precisamente por eso esta sinfonía se ha considerado apta para el concierto didáctico de este año de La Pamplonesa. La idea era acercar esta obra a un público más joven, más variado, no habituado a escuchar el conjunto de los cuatro movimientos sin pausa en el contexto habitual de un concierto sinfónico. Para ello, se contó con una veterana en estas lides como es Ana Hernández Sanchíz, narradora experta y que ofreció un ejemplo muy ortodoxo de lo que suele ser un concierto didáctico.

En primer lugar, Hernández Sanchíz supo situar bien la obra en el contexto de la carrera de Dvorák, aunque obviando un matiz importante: el compositor checo no fue llamado a EE UU para que enseñara a los futuros compositores norteamericanos sus rasgos más nacionalistas. Fue llamado a enseñar en el Conservatorio de Nueva York porque estaba considerado uno de los principales compositores centroeuropeos de aquel período, y fue la propia inquietud del compositor la que le llevó a investigar la tradición oral de las culturas indígenas y afroamericanas. Es ésta la clave más importante para entender esta Novena Sinfonía de Dvorák, que en efecto es en todo una fusión de rasgos de ambos mundos: una herencia formal y una tradición académica centroeuropea muy asentada y unas cuantas notas de color, relacionables con elementos propios de EE UU.

Fueron estas últimas las que centraron las explicaciones de Hernández Sanchíz, como por otra parte era seguramente natural. Desde el origen del segundo tema del primer movimiento (que relacionó con el espiritual negro Swing low, sweet chariot, tan popularizado por los seguidores de la selección inglesa de rugby), hasta la potencia rítmica del Scherzo de la sinfonía, relacionada aquí con una supuesta danza de origen indígena. Y fue particularmente interesante observar cómo se detuvo en explicar con detalle los materiales musicales del primer movimiento, pero no abundó tanto en el hecho de que estamos ante una obra cíclica, donde cada tema presentado en un determinado movimiento aparece de alguna manera en los demás. En todo caso, fue una presentación amena, divertida y participativa (hubo espacio para que el público cantara o realizara con palmas alguno de los temas de la composición), y el relato del Canto de Hayawata sirvió para articular muy bien toda la audición del famoso movimiento lento.

El arreglo para banda de esta obra es eficaz y permite conocerla bien, aunque no termina de respetar las relaciones tonales de la composición y se echa de menos algo más de espectacularidad. Jesús Garísoain dirigió con musicalidad y atención, sin permitirse grandes gestos retóricos y dejando básicamente que la obra “se explique por sí misma”, algo que en esta sinfonía resulta bastante adecuado.

En conjunto, fue un buen concierto y, esperamos, una introducción eficaz para que muchas personas se interesen por una obra fundamental como esta y por el repertorio clásico en general. Y por supuesto, también permitió que otras personas conocieran esta obra desde otra perspectiva.

Autor entrada: xabier armendariz

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